miércoles, 20 de abril de 2011

PISA DE UVAS CARAVELI 2011

cuando alguien ofende al publico o pierde el paso es castigado con tres azotes de sarmiento a ritmo de la marcha de castigo y la sal (cachina) para el dolor

el cabo llama a su capitán para bailar a ritmo de la guitarra de Morris una cumbia de antaño




 el pasacalle al compás  de la guitarra


domingo, 17 de abril de 2011

Santo Sepulcro, procesión y algo más

“Ha pasado imponente, pausada, rumorosa, fragante, solemne, y su paso ha revivido en nuestro espíritu el recuerdo de tiempos lejanos, en que floreció amablemente el dulce recuerdo de nuestros abuelos.”

********************************
Por: El diablo del boquerón.

Dios existe y los caravileños lo conocen de a de veras, el dios caravileño es un cristo crucificado que habita en el mismo centro de la ciudad, en la plaza de armas, y que solo una vez al año, sale a recorrer sus calles y visitar a sus fieles, a ubicar sus problemas y como buen guardián de la ciudad, a enterarse del chisme – ese secreto a voces tan caro al sentimiento del peruano. El santo sepulcro transita por las calles de Caravelí, tras el, los fieles piden al cielo como adelanto, a cambio, tienen permiso para vivir con suerte y desparpajo en este valle de lagrimas.

Hay solo dos procesiones en Caravelí, que reúne a casi toda la población, una es la de la virgen del buen paso en febrero y la otra la del santo sepulcro del viernes santo, esta última la envuelve un halo de tradición y costumbre más que de suntuosidad. La semana santa caravileña encierra un conjunto de momentos y acontecimientos que va más allá del fervor católico y llega hasta una tradición culinaria. Todo inicia con un domingo denominado “De ramos”, procesión en que cada feligrés lleva una rama de olivo, continúa toda la semana con distintas procesiones, el lunes el Señor del Huerto, el martes el Señor de la Caña, el miércoles el Encuentro y así se llaga al Viernes Santo.

El viernes no se toca campanas, dios ha muerto, el llamado a la misa se hace mediante una especie de matraca, manipulada por algún allegado al cura, quien recorre las calles a pie, dando el llamado a la iglesia… en fin el pueblo es chico. Es viernes santo y no se come carne, o por lo menos, eso es lo que dice la fe católica, el caravileño lo asimiló e invento un plato típico para ese día, llamado “Chupe de viernes”, carente de creatividad en el nombre pero sobrado de exquisitez y buen gusto, este potaje esta echo a base de quesillo, esa masa que se convertirá en queso, si es que no entra a la olla antes. En la iglesia se oficiará el sermón de las siete palabras, que dura como tres horas, son las siete palabras mas grandes de la historia, y continua con la desclavada del Dios caravileño y el comienzo de la procesión, una tradición que no ha sufrido variante en los últimos cien años, un anda que según los entendidos pesa poco mas de media tonelada, cargada por seis “Santos varones”, así se les llama a estos fieles que tienen que ser solteros o casados y además alimentarse bien para resistir el peso del anda y de sus pecados, los “Santos varones” van vestidos con túnicas blancas y son doce, el mismo numero de apóstoles que tuvo Jesucristo; el paso de esta procesión es una estampa católica y costumbrista, quedan pocos lugares en el país que aun se puede apreciar este ritual, el anda en que va el santo sepulcro es la misma que cargaron nuestros abuelos y esta alumbrada por velas cuyo peso tiene que ser de un quintal como mínimo.

Cuenta la leyenda que el domingo de resurrección a las cuatro de la mañana, se quemaba a Judas, un muñeco que representaba al apóstol traidor que se vendió por unas monedas, y se leía su testamento, donde se develaban infidelidades, amoríos ocultos y malos manejos municipales, esa tradición ya murió para suerte de muchos y pesar de muchos mas, pero lo que aun no muere es el apetito y buen gusto del caravileño que invento para ese día una exquisitez para el paladar llamada “Empanada de Pascua”, de buen aroma y mejor sabor, hace años solo se encontraba esta empanada el domingo de pascuas y se tenia que hacer su respectiva cola a la puerta del horno, y desde su aroma ya se iba degustando, para luego  saborearla y empacharse en ese desayuno dominical, con el crecimiento poblacional y los avatares de la economía, la empanada de pascua se le encuentra todos los domingos y las venden en la puerta de la iglesia a las salida de la misa matutina.

Esta es la semana santa caravileña, pintoresca y única, tradicional y católica, costumbrista y sabrosa, en fin, fecha propicia para bañarse de nostalgia y bendecirse con alegría y fe, y mejor aun si por estos días hay una vendimia; salud y bienvenidos a Caravelí: Tierra mía!!!

Blogger templates