Foto: Acertijo producciones |
Veintitrés de enero, doce del medio día y la tranquila y silenciosa ciudad de Caravelí, de repente cambia de actitud y la algarabía, la emoción, la alegría invaden las calles y cada lugareño; la concentración es la plaza de la virgen del buen paso.
La reventazón de cohetes, el repique de campanas y el acompañamiento de una banda de música, son el marco que se aprecia en esta plaza, el motivo: “La seña de fiesta”, que marca el inicio de las celebraciones en honor a la santa patrona del pueblo, la Virgen del Buen Paso.
Es una costumbre poco típica, solo en este pueblo la podemos apreciar, pero simplemente se puede definir como única; todo un pueblo reunido, convocado por el tintineo incansable de las campanas, sincronizado con el estruendo de cohetes y un fondo musical con sabor a fiesta.
Es una fiesta, una fiesta de fe, las puertas del santuario están abiertas, donde los fieles se acercan y rezan a la -“Mamita”-, como le dicen las señoras más maduras a la virgen; afuera se degustan las mas exquisitas viandas y el infaltable vino caravileño, todos se divierten, las campanas dejaron de sonar, tampoco hay cohetes, pero la fiesta continua y se prolonga hasta la noche, cuando es hora de la primera novena, primera misa de nueve, que se celebran antes del día central.
La fiesta ha comenzado y terminara el 5 de febrero, con las corridas de toros, pero esa es otra historia.